Más tarde le hice a una hermana la pregunta que más me desconcertaba: “Nuestro pastor a menudo nos predica que ya que creemos en el Señor, hemos sido absueltos de nuestros pecados y que Él ya no nos considera pecadores. Él dice que somos justificados por la fe, y que una vez que hemos sido salvos, lo somos para toda la eternidad. Solo tenemos que esperar a que el Señor venga y nos rapte al reino de los cielos. Sin embargo, vivo siempre en un estado de pecado y luego me confieso; además, la Biblia dice: ‘Porque si continuamos pecando deliberadamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda sacrificio alguno por los pecados’ (Hebreos 10:26). Así que estoy preocupada de si realmente podré entrar en el reino de los cielos, si vivo en este ciclo de pecado y confesión. Me siento muy inquieta. Ustedes dijeron que el Señor ha regresado y está haciendo otra etapa de la obra para juzgar y limpiar a la humanidad. ¿Podrían explicarme eso?”
La hermana Liu me compartió esta enseñanza: “Hermana, esta pregunta es un dilema para muchos hermanos y hermanas que creen en el Señor. Todos nosotros queremos obtener la aprobación del Señor y entrar en el reino de los cielos, pero ahora todos estamos enfrentando este asunto de vivir en un estado de pecado y confesión, de confesión y pecado. No podemos librarnos completamente de las cadenas del pecado. Dios ha dicho: “[...] seréis, pues, santos porque yo soy santo”’ (Levítico 11:45). Gracias a las palabras de Dios, sabemos que hay una norma para quienes entran en el reino de los cielos, que ellos son los que se han alejado del pecado y logrado la purificación. Eso se debe a que Dios es santo, así que, ¿cómo es posible que aquellos de nosotros que no hemos alcanzado la pureza, podamos ser dignos de entrar en el reino de los cielos? Es cierto que el Señor Jesús nos ha absuelto de nuestros pecados, pero nuestro carácter sigue siendo corrupto, por lo que no podemos entrar en el reino de Dios. Las palabras de Dios Todopoderoso explican esto con mucha claridad.
“Dios Todopoderoso dice: ‘En ese momento, la obra de Jesús era la obra de redención de toda la humanidad. Los pecados de todos los que creían en Él eran perdonados; mientras creyeras en Él, te redimiría; si creías en Él, dejabas de ser un pecador y eras liberado de tus pecados. Esto es lo que significaba ser salvado y ser justificado por la fe. Sin embargo, en aquellos que creían seguía habiendo algo de rebeldía y oposición a Dios que había que continuar eliminando lentamente. La salvación no significaba que el hombre hubiera sido ganado por completo por Jesús, sino que ya no pertenecía al pecado, que sus pecados habían sido perdonados. Si creías, ya no pertenecías al pecado’. ‘Por todo lo que el hombre pueda haber sido redimido y perdonado de sus pecados, sólo puede considerarse que Dios no recuerda sus transgresiones y no lo trata de acuerdo con estas. Sin embargo, cuando el hombre, que vive en un cuerpo de carne, no ha sido liberado del pecado, sólo puede continuar pecando, revelando, interminablemente, su carácter satánico corrupto. Esta es la vida que el hombre lleva, un ciclo sin fin de pecado y perdón. La mayor parte de la humanidad peca durante el día y se confiesa por la noche. Así, aunque la ofrenda por el pecado siempre sea efectiva para el hombre, no podrá salvarlo del pecado. Sólo se ha completado la mitad de la obra de salvación, porque el hombre sigue teniendo un carácter corrupto’. ‘Un pecador como vosotros, que acaba de ser redimido y que no ha sido cambiado ni perfeccionado por Dios, ¿puede ser conforme al corazón de Dios? Para ti, que aún eres del viejo ser, es cierto que Jesús te salvó y que no perteneces al pecado gracias a la salvación de Dios, pero esto no demuestra que no seas pecador ni impuro. ¿Cómo puedes ser santo si no has sido cambiado? En tu interior, estás cercado por la impureza, egoísta y miserable, pero sigues deseando descender con Jesús; ¡qué suerte tendrías! Te has saltado un paso en tu creencia en Dios: simplemente has sido redimido, pero no has sido cambiado. Para que seas conforme al corazón de Dios, Él debe realizar personalmente la obra de cambiarte y purificarte; si sólo eres redimido, serás incapaz de alcanzar la santidad. De esta forma no serás apto para participar en las buenas bendiciones de Dios, porque te has saltado un paso en la obra de Dios de gestionar al hombre, que es el paso clave del cambio y el perfeccionamiento. Tú, un pecador que acaba de ser redimido, eres, por tanto, incapaz de heredar directamente la herencia de Dios’”.
Después de leer las palabras de Dios, la hermana Liu continuó con sus enseñanzas. “Las palabras de Dios Todopoderoso son muy claras en este sentido. En la Era de la Gracia, el Señor Jesús hizo la obra de redención, así que todos aquellos que han aceptado Su evangelio, que se han confesado y arrepentido debido a su fe, han visto sus pecados redimidos y ya no serán condenados bajo la ley. Ahora podemos orar directamente a Dios y disfrutar de Su rica gracia. Este es el verdadero significado de lo que a menudo llamamos justificación por la fe, y salvación por la fe. Aunque el Señor Jesús perdonó nuestros pecados, no nos absolvió de nuestro carácter satánico y corrupto ni de nuestra naturaleza pecaminosa. Los caracteres corruptos como la arrogancia, el egoísmo, el engaño y la maldad siguen existiendo todavía dentro de nosotros. Por ejemplo, cuando alguien hace algo que no nos gusta, perdemos los estribos y reflejamos un carácter arrogante, engreído y santurrón, y aunque sabemos claramente que el Señor requiere que nos comportemos con paciencia y tolerancia, simplemente no podemos ponerlo en práctica. A menudo seguimos mintiendo y engañando, o incluso compitiendo con otros, por el bien de nuestra fama, ganancia y estatus. Cuando enfrentamos desastres, tragedias, dificultades o pruebas, seguimos culpando a Dios y lo traicionamos, y así sucesivamente. Esto demuestra que si no resolvemos nuestros caracteres satánicos, aunque nuestros pecados sean perdonados mil veces o diez mil, continuaremos pecando y oponiéndonos a Dios. Nunca podremos lograr la compatibilidad con Dios de esta manera y, en particular, no estaremos calificados para entrar en el reino de los cielos. Es por eso que Dios está haciendo otro paso de Su obra para juzgar y limpiar la naturaleza pecaminosa de la humanidad en los últimos días y salvarnos completamente del pecado; esta es la única manera en que seremos capaces de romper las cadenas del pecado y ser ganados por Dios. De hecho, hay muchas profecías del Señor Jesús en la Biblia de que Él vendría de nuevo en los últimos días y haría otra etapa de la obra del juicio para purificar y salvar plenamente a la humanidad. Leamos un par de pasajes: ‘Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. Pero cuando El, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir’ (Juan 16:12-13). ‘Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios’ (1 Pedro 4:17). Dios Todopoderoso ha venido ahora; Él ha encarnado y expresado la verdad para hacer la obra de juzgar, castigar y purificar a la humanidad. Esto cumple estas profecías”.
Gracias a las palabras de Dios Todopoderoso y a la enseñanza de la hermana Liu, entendí que el Señor Jesús no hizo la obra de purificarnos del pecado, sino solo la obra de redimirnos de nuestros pecados. Nuestra naturaleza pecaminosa aún existe, y esta es la razón por la cual continuamos nuestro interminable ciclo de pecado y confesión. Pensé en todos mis años de fe: había estado viviendo constantemente en el pecado, del cual no podía liberarme, y aunque había orado al Señor muchas veces y probado todo tipo de cosas para escapar del pecado, al final, nunca pude escapar de las ataduras del pecado. No había sido limpiada ni remotamente del pecado y me era imposible entrar en el reino de los cielos. ¡Tal parece que realmente hay una necesidad de que Dios venga y haga una parte de Su obra! Así que les pregunté a las hermanas: Entonces, ¿cómo hace el Señor que ha regresado la obra del juicio para librarnos de la atadura del pecado?”
La hermana Yang compartió esta enseñanza: “Veamos un pasaje de las palabras de Dios Todopoderoso que trata de esta cuestión, y entonces entenderás ciertamente. Dios Todopoderoso dice: ‘En los últimos días, Cristo usa una variedad de verdades para enseñar al hombre, para exponer la sustancia del hombre y para analizar minuciosamente sus palabras y acciones. Estas palabras comprenden verdades diversas tales como el deber del hombre, cómo el hombre debe obedecer a Dios, cómo debe ser leal a Dios, cómo debe vivir una humanidad normal, así como la sabiduría y el carácter de Dios, etc. Todas estas palabras están dirigidas a la sustancia del hombre y a su carácter corrupto. En particular, las palabras que exponen cómo el hombre desdeña a Dios se refieren a que el hombre es una personificación de Satanás y una fuerza enemiga contra Dios. Al emprender Su obra del juicio, Dios no aclara simplemente la naturaleza del hombre con unas pocas palabras; la expone, la trata y la poda a largo plazo. Estos métodos de exposición, de trato y poda no pueden ser sustituidos con palabras corrientes, sino con la verdad de la que el hombre carece por completo. Solo los métodos de este tipo pueden llamarse juicio; solo a través de este tipo de juicio puede el hombre ser doblegado y completamente convencido de la sumisión a Dios y, además, obtener un conocimiento verdadero de Dios. Lo que la obra de juicio propicia es el entendimiento del hombre sobre el verdadero rostro de Dios y la verdad sobre su propia rebeldía. La obra de juicio le permite al hombre obtener mucho entendimiento de la voluntad de Dios, del propósito de la obra de Dios y de los misterios que le son incomprensibles. También le permite al hombre reconocer y conocer su esencia corrupta y las raíces de su corrupción, así como descubrir su fealdad. Estos efectos son todos propiciados por la obra del juicio, porque la esencia de esta obra es, en realidad, la obra de abrir la verdad, el camino y la vida de Dios a todos aquellos que tengan fe en Él. Esta obra es la obra del juicio realizada por Dios’.
Podemos ver en las palabras de Dios Todopoderoso que la obra de Dios para limpiar a la humanidad en los últimos días se hace al expresar muchos aspectos de la verdad para juzgar y exponer la naturaleza satánica de la gente. En lo más profundo de nuestros corazones albergamos todo tipo de nociones acerca de Dios, además de objetivos despreciables y motivos impropios en nuestra fe; hay incluso caracteres satánicos ocultos dentro de nuestra naturaleza de los que ni siquiera somos conscientes nosotros mismos, incluyendo ser arrogantes y engreídos, egoístas y despreciables, tramposos y embusteros, codiciosos y malvados, y así sucesivamente. Las palabras de Dios revelan todas estas cosas una por una. Además, gracias a lo que se revela mediante los entornos prácticos, podemos reconocer gradualmente la verdad de nuestra corrupción por parte de Satanás y ver cómo vivimos de acuerdo con nuestros caracteres corruptos a cada paso: no tenemos ninguna semejanza humana en absoluto. Y a través del juicio y el castigo de las palabras de Dios podemos entender qué tipo de personas ama, salva, perfecciona y bendice Dios, así como qué tipo de personas desprecia, elimina, castiga y condena Él. Adquirimos algún entendimiento del carácter justo, majestuoso e iracundo de Dios que no tolerará ninguna ofensa humana, y desarrollamos un corazón de reverencia por Dios. Comenzamos a desarrollar repugnancia por nuestros propios caracteres satánicos y sentimos remordimiento en nuestros corazones. Una vez que tengamos verdadero remordimiento ante Dios, Él dispensará Su misericordia y tolerancia, y nos instruirá e iluminará. Nos consolará y apoyará para que podamos entender las serias intenciones de Dios de salvar a la humanidad, y para que percibamos Su belleza. Al pasar por la obra de juicio y castigo por parte de Dios, podemos experimentar genuinamente que las verdades expresadas por Dios son juicio, castigo, escrutinio, purificación y amor por nosotros los humanos corruptos; podemos sentir que las palabras de Dios son realmente ciertas, y que están llenas de poder y autoridad. Poco a poco desarrollaremos un corazón de reverencia por Dios y estaremos totalmente dispuestos a aceptar el juicio y el castigo de Dios, a vivir realmente por las palabras y la verdad de Dios, a abandonar nuestra propia naturaleza satánica, y a vivir una verdadera semejanza humana para glorificar y dar testimonio de Dios. Este es el fruto del juicio y del castigo de Dios. Así que solo si aceptamos la obra de juicio y castigo de Dios de los últimos días, podemos resolver plenamente nuestra naturaleza pecaminosa y ser liberados de una vida de constante pecado y confesión, logrando así la plena salvación y entrando en el reino de los cielos”.
Las palabras de Dios Todopoderoso me dieron cierta comprensión de la obra de Dios de juicio y castigo en los últimos días, y también fui consciente de que en los últimos días, Dios está resolviendo nuestra naturaleza pecaminosa al expresar la verdad, y es solo aceptando la obra de Dios de los últimos días y el juicio y castigo de Sus palabras que podremos escapar completamente de las ataduras del pecado. Sentí que es muy práctico que Dios obre de esta manera. Después de eso, la hermana compartió conmigo una enseñanza más detallada sobre aspectos de la verdad, tales como el significado de las tres etapas de la obra de Dios y los misterios de las encarnaciones de Dios. Esto realmente iluminó mi corazón. Durante un tiempo de investigación llegué a la conclusión de que Dios Todopoderoso es verdaderamente el regreso del Señor Jesús.
Después de aceptar la obra de Dios de los últimos días, empecé a asistir regularmente a reuniones en la iglesia y a leer las palabras de Dios. No sólo adquirí una mayor comprensión de las tres etapas de la obra de Dios, los misterios de Sus nombres, y los misterios de la Biblia, sino que también encontré la causa de mis dificultades con mi hijo. Vi las palabras de Dios que decían: “Una vez que el hombre tiene estatus, encontrará frecuentemente difícil controlar su estado de ánimo y disfrutará aprovechándose de oportunidades para expresar su insatisfacción y dar rienda suelta a sus emociones; a menudo estallará de furia sin razón aparente, como para revelar su capacidad y hacer que otros sepan que su estatus e identidad son diferentes de los de las personas ordinarias. Por supuesto, las personas corruptas, sin estatus alguno, también pierden a menudo el control. Su enojo es a menudo provocado por un daño a sus intereses privados. Con el fin de proteger su propio estatus y dignidad, la humanidad corrupta dará frecuentemente rienda suelta a sus emociones y revelará su naturaleza arrogante”. Fue solo gracias a las palabras de Dios que comprendí que la gente se enoja y pierde los estribos con frecuencia porque son controlados por su naturaleza arrogante, y hacen todo esto para proteger su propio estatus y dignidad. Esa es la única razón por la que damos rienda suelta a nuestra insatisfacción. Pensé en cómo, en mis interacciones con mi hijo, yo creía que ya que soy su madre, él debía escucharme, así que cuando no me escuchaba y hacía algo que no me gustaba, yo perdía el control y tenía que hacer que él hiciera lo que yo quería. Vi que esto estaba bajo el control de una naturaleza arrogante, y que si yo no cambiaba ese tipo de carácter corrupto, disgustaría a Dios. A partir de entonces, en mis interacciones con mi hijo, abandoné de manera consciente mi carácter satánico y arrogante, y aprendí a someterme al entorno que Dios había dispuesto. Cuando mi hijo quería hacer algo, ya no le exigía nada ni lo controlaba según mi propia voluntad, sino que me hacía a un lado y me comunicaba con él con mucha calma. Mi temperamento se desvaneció gradualmente y mi experiencia ha sido que cuando practico las palabras de Dios, me siento realmente a gusto en mi corazón. Y después de un tiempo, mi hijo se volvió más obediente.
Y ahora, cuando me encuentro con otros problemas, me enfoco en integrar las palabras de Dios con mi conocimiento de mí misma, y obtengo un entendimiento superficial de los caracteres corruptos dentro de mí. Después de eso, encuentro un camino de práctica en las palabras de Dios y lo adapto según Sus palabras. A través de estas experiencias he sentido verdaderamente que las palabras de Dios Todopoderoso pueden transformar genuinamente a la gente. Si yo no hubiera seguido la obra presente de Dios, habría estado atrapada para siempre en un estado de pecado y confesión, y nunca habría podido escapar de las ataduras del pecado. Ahora finalmente he encontrado el camino para liberarme del pecado, y doy gracias genuinas a Dios. ¡Toda la Gloria sea para Dios Todopoderoso!
El fin.
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