—Mamá, quiero hacerme la operación este año.
—Sí, ya es hora. Lo hemos postergado muchísimos años. Hagámoslo cuando vayas a casa.
—Sí, mamá, resolvamos todo entonces y luego regresemos a casa. Hablamos pronto.
Una tormenta de pensamientos cruzó por la mente de Wenjie mientras colgaba el teléfono. Pensó en el 2010, cuando un chequeo en el hospital confirmó que su hija tenía un quiste pancreático. El médico dijo que la cirugía que necesitaba era de otro tipo. Si no se hacía bien, podría causar una fuga del líquido pancreático que corroería sus otros órganos internos. Teniendo en cuenta el riesgo, su hija optó por un tratamiento conservador de la medicina tradicional china, pero en los últimos tres años, en lugar de desaparecer, el quiste había duplicado su tamaño, pasando de seis a doce centímetros. Sin más tiempo que perder, la cirugía debía realizarse ahora para prevenir lo impensable.
Ese mediodía, Wenjie quería saber el pronóstico para la cirugía de su hija lo antes posible, por lo que fue al hospital para una consulta. El médico le dijo: “La condición de su hija es muy grave. Nuestro hospital no sólo no tiene la capacidad técnica para esta operación, sino que tampoco las encontrará en ningún lugar de la ciudad. La tasa de éxito es solo del veinte por ciento. El ochenta por ciento de quienes sobreviven a esta cirugía no viven más de un año ...” Wenjie se quedó atónita ante las palabras del médico. No esperaba que la cirugía fuera tan difícil, o que el riesgo sería tan grande.
Cuando salió del hospital, Wenjie se sintió mareada y oprimida: ¿Cómo podría ser esto? ¿Qué podemos hacer ahora? Después de posponer la operación de su hija durante tres años, si no le hacían la cirugía, la vida de su hija seguiría en peligro. Por otra parte, la cirugía era arriesgada, y era difícil saber si su hija sobreviviría. Wenjie quería llorar, pero no tenía lágrimas. Todo lo que podía sentir era el terror.
Después de que su hija regresó, la familia se apresuró al hospital del centro. El médico tomó el diagrama de anatomía y explicó: “Esta es una cirugía muy riesgosa. Tendremos que extraer el estómago, el duodeno, la vesícula biliar y el páncreas, y todo el tejido conectado a la vesícula biliar debe extraerse...”. Wenjie sintió que su garganta se contraía. ¿Podría sobrevivir su hija con tantos órganos extraídos? Si el cirujano cometía un error con sus manos, las consecuencias podrían ser inimaginables. Mientras más pensaba Wenjie al respecto, más pánico sentía. El médico dijo: “El tratamiento de su hija ya se ha retrasado tres años. Si realmente hacemos la operación, su cuerpo puede reaccionar de manera impredecible. Realmente no podemos estar seguros de que la operación será exitosa. Las dificultades son muy grandes...”. La mente de Wenjie se quedó en blanco al escuchar las palabras del doctor. Se sentía como si estuviera al borde del colapso mental.
Mientras miraba el rostro pálido y enfermizo de su hija, Wenjie supo que no podía llorar, porque su hija debía estar sufriendo incluso más que ella misma y necesitaba consuelo. Wenjie recordó que era cristiana, y que en todas las cosas debía confiar en Dios y orarle a Él, y dejar que fuera su apoyo. Solo Dios podría darle confianza y fortaleza, y ella necesitaba seguir experimentando esta situación.
Entonces, Wenjie le gritó una y otra vez a Dios desde el fondo de su corazón: “¡Dios! La condición de mi hija es muy grave y no sé qué hacer. Tengo mucho miedo, pero no hay nada que pueda hacer al respecto. Dios, por favor guíame...” Después de la oración, Wenjie recordó súbitamente que Dios dijo: “¡Sabed que soy el Dios Todopoderoso que gobierna el universo y todas las cosas! Para Mí, no hay problemas que no se puedan resolver, y menos aún existe algo que no pueda cumplirse ni palabra alguna que no pueda declararse”. La iluminación que encontró en las palabras de Dios fortaleció mucho el corazón débil de Wenjie. Ella sabía que, con Dios como su apoyo, podía sentirse segura. También comprendió que Dios creó todas las cosas en la tierra y en el cielo, que Dios preside los destinos de todos los seres en el universo y que todas las cosas hacen parte de las orquestaciones de Dios. El Señor Jesús devolvió a la vida a Lázaro, hizo caminar al cojo, ver al ciego y sanó a los leprosos. ¿No son todas estas cosas manifestaciones de la omnipotencia de Dios? Los médicos sólo pueden tratar a las personas, pero no tienen dominio sobre la vida humana. Las vidas y muertes de las personas están presididas por Dios. Dios es la única esperanza y ayuda para la humanidad. Gracias a la iluminación de las palabras de Dios, el pánico de Wenjie se apaciguó gradualmente, y ella se sintió muy consolada. Sabía que su hija y su yerno también creían en Dios, por lo que debería hablar más con ellos sobre la palabra de Dios. Pensó que una vez que todos entendieran la autoridad de Dios, tendrían el coraje de enfrentarla.
Cuando llegó a casa, oró y leyó la palabra de Dios con su hija y su yerno. Ellos entendieron que la vida del hombre es concedida por Dios, y que todo está en Sus manos. Como dice la palabra de Dios, “De todo lo que acontece en el universo, no hay nada en lo que Yo no tenga la última palabra. ¿Hay algo que no esté en Mis manos?”. A partir de las palabras de Dios, entendieron que la autoridad y el poder de Dios son insondables para el hombre, y que el destino de cada alma en el universo está presidido por Dios. El sol que sale por el este y se pone en el oeste, las elevadas cordilleras, el mar sin límites, los arroyos que fluyen en las montañas, las aves que vuelan en el aire, los peces que nadan en el agua, etc., todas las cosas del mundo proceden en movimiento ordenado bajo el dominio de Dios. Las familias, el estudio, el trabajo, los matrimonios, las bendiciones y la salud que disfrutan las personas en sus vidas, sus futuros y destinos, su nacimiento, envejecimiento, enfermedad, muerte y otras cosas más, son todas cosas que ninguna persona puede controlar o cambiar. Solo Dios puede ser el autor de estas cosas. Todas ellas están predeterminadas y dispuestas por Dios. La enfermedad de su hija, la vida, la muerte y la supervivencia de su hija no dependían de ella ni de su yerno, ni tampoco del doctor. ¡Estaban totalmente en manos de Dios! La enfermedad de su hija estaba en las manos de Dios. Entonces, sin importar cuál fuera el resultado, Wenjie y su familia estaban dispuestas a obedecer las orquestaciones y las disposiciones de Dios, y estaban dispuestos a imitar la actitud de Job con respecto a las orquestaciones y las disposiciones de Dios, creyendo que la vida de su hija había sido concedida por Dios y podría ser tomada de nuevo por Dios. Querían tener una fe sincera en Dios y no querían culparlo, por lo que la familia estaba dispuesta a confiar la vida de su hija a Dios y obedecer Sus orquestaciones.
Después de entender la voluntad de Dios, esta familia, conformada por tres miembros, tuvo la confianza para enfrentar la enfermedad de la hija de Wenjie. Ella dijo valientemente: “Mamá, antes tenía miedo, pero ahora que he leído gran parte de la palabra de Dios, comprendo la autoridad de Dios y reconozco que mi vida está en manos de Dios”. Tengo a Dios, así que no tengo miedo de nada, y estoy lista para obedecer las orquestaciones y las disposiciones de Dios”. El coraje de su hija le dio a Wenjie un gran consuelo y la hizo sentir especialmente segura y tranquila.
El día de la operación, una vez que el médico terminó todos los preparativos, aún no estaba seguro de que la operación pudiera ser exitosa debido a la gravedad de la enfermedad de su hija, por lo que dio un paso sin precedentes y permitió que la familia de Wenjie la viera por última vez. Pero Wenjie estaba muy tranquila en ese momento, porque creía que la vida de su hija estaba en manos de Dios, y deseaba confiarle su hija a Dios. Y la hija le dijo a su esposo: “Dios me concedió mi vida, así que si muero hoy, no culpes a Dios, tenemos que obedecer las orquestaciones y los arreglos de Dios ...” Su esposo asintió. Cuando la enfermera llevó a su hija a la sala de operaciones, Wenjie vio una sonrisa en su rostro, y no un rastro de pánico, lo que hizo que se sintiera mucho más segura. La paz y la calma de la familia sorprendieron a todos los que los vieron en ese momento ...
La operación requirió diez horas. Wenjie esperó ansiosamente en una silla del hospital. Después de cuatro horas, la enfermera llamó con urgencia a Wenjie. El corazón latía con fuerza en su pecho, “¿Me están llamando antes de que termine la operación? ¿Ha ocurrido un accidente?” Sus piernas inmediatamente se debilitaron tanto que no podía permanecer de pie, pero rápidamente oró a Dios desde el fondo de su corazón: “¡Dios! ¡Por favor guíame y dame la fuerza para enfrentar todo aquello por lo que pueda pasar!” Después de orar, sus piernas recuperaron la fuerza de inmediato, y ella se puso de pie y siguió a la enfermera a la puerta de la sala de operaciones. Se sorprendió por completo cuando el médico le dijo: “¡La operación fue un éxito! ¡La operación fue un éxito! Tu hija está fuera de peligro. Nunca pensé que la operación realmente tendría éxito ...” Cuando vio la emoción del médico, se sintió eufórica de inmediato. No pudo dejar de agradecer y de alabar a Dios. ¡Él era verdaderamente omnipotente! Wenjie pensó en las palabras de Dios: “A través de Sus palabras, el Creador no sólo fue capaz de obtener todo lo establecido para ser obtenido, y de conseguir todo lo establecido para ser conseguido, sino que también pudo controlar con Sus manos todo lo que Él había creado, y gobernar todas las cosas que Él había hecho bajo Su autoridad; además, todo fue sistemático y regular. Todas las cosas también vivían y morían por Su palabra; más aún, por Su autoridad existían en medio de la ley que Él había establecido, ¡y nadie estaba exento!”. Ella entendía: Sí, Dios usó Sus palabras para crear el mundo y definir reglas para el mundo, y Él usa Sus palabras para gestionar el mundo entero y liderar a la humanidad. Que nosotros entendiéramos la autoridad de Dios, y que toda la familia tuviera la confianza de afrontar la operación y experimentar con valentía este entorno, todo ello fue el resultado de las palabras de Dios. Wenjie estaba profundamente impresionada por el hecho de que las palabras de Dios son la única luz que guía a la humanidad en tiempos difíciles, y que Dios era en quien ella podía confiar por encima de todo.
Cuando finalmente las incisiones fueron cerradas, ya eran las seis de la tarde. Lo primero que dijo su hija tras salir de la sala de operaciones fue: “Mamá, Dios me protegió. No te preocupes, estoy bien ...” Y luego se quedó dormida. Ver la fuerza de su hija le dio a Wenjie un gran consuelo. Ella supo en ese momento que su hija viviría, porque la fuerza vital de Dios la estaba apoyando. Wenjie no pudo dejar de pensar en las palabras de Dios: “Cuando las aguas se tragan a los seres humanos enteros, Yo los salvo de esas aguas estancadas y les doy la oportunidad de volver a vivir. Cuando las personas pierden la confianza para vivir, Yo las saco del umbral de la muerte y les doy el coraje para seguir adelante para que puedan usarme como el fundamento de su existencia”. Es cierto, pensó ella. Dios siempre extiende Su mano para rescatarnos cuando estamos al borde del peligro y nos permite escapar, y solo Él puede trabajar hasta tal punto. Que su hija pudiera salir ilesa de esta operación se debió enteramente al cuidado y a la protección de Dios. Pensó de nuevo en su propia desdicha y desesperanza, y en cómo la palabra de Dios le había dado tanto consuelo y la había hecho lo suficientemente valiente para enfrentar la cirugía de su hija. En el momento en que la vida de su hija estaba en juego, fue la fuerza vital de Dios la que llevó a su hija a salir adelante, le permitió enfrentar la muerte con dignidad y escapar de las limitaciones de la muerte. Mientras pensaba en estas cosas, Wenjie agradeció nuevamente a Dios y lo alabó en su corazón...
Su hija se recuperó rápidamente, y al tercer día después de la operación, pudo levantarse de la cama, caminar y lavarse. Dos semanas después, ya era completamente autosuficiente, lo que sorprendió a sus enfermeras y a otros pacientes. Todos la elogiaron por su rápida recuperación, o simplemente dijeron que era un milagro. Wenjie había pensado que después de una operación tan delicada, su hija no podría cuidar de sí misma por el resto de su vida. Aunque estaba sorprendida por la recuperación total de su hija, sabía que esto no era algo que los humanos pudieran lograr. ¡Era la poderosa fuerza vital de Dios que la apoyaba, el milagro de Dios creando vida!
Después de salir del hospital, la salud de su hija mejoró día a día y Wenjie finalmente dejó de preocuparse.
Cuarenta y cuatro días después de la operación, su hija le dijo de repente: “En los últimos días, las aberturas del drenaje pancreático han tenido un olor extraño”. Wenjie pensó que podría tratarse de una infección, y llevó a su hija al hospital para que le desinfectaran las heridas. A la mañana siguiente, Wenjie estaba aterrorizada cuando vio que el líquido en las bolsas de drenaje ya no era transparente como de costumbre, sino que ahora era de un color marrón fangoso. Wenjie había escuchado que la causa más común de muerte en este tipo de operación era que las heridas no se curaban, lo que permitía que el líquido pancreático se filtrara y corroyera los otros órganos. Cuando esto sucedía, los pacientes generalmente no sobrevivían más de un año. Wenjie no pudo dejar de sentir pánico de nuevo. El corazón retumbaba en su pecho, y sintió un miedo profundo. Pero de repente, recordó la letra de un himno que había cantado en la iglesia: “Dios es mi apoyo, ¿qué hay que temer?” Sí, con Dios como su apoyo poderoso, ¿qué tenía ella que temer? Desde el momento en que su hija se enfermó, Dios las había estado guiando, y la vida de su hija estaba en manos de Dios. El pánico en el corazón de Wenjie se calmó de repente. Sin importar lo que pasara, ella estaba dispuesta a enfrentarlo con valor.
Cuando llegaron al hospital, el médico le dijo después de verificar la situación: “No se preocupe por esto. ¡Se trata de algo bueno! Significa que las incisiones pancreáticas están sanando. Por lo general, se necesitan de tres a seis meses para que sanen por completo. ¡Me sorprende que las incisiones de su hija estén sanando tan rápido! ¡Es realmente un milagro! No tendrá que preocuparse por los efectos secundarios de la cirugía. La enfermedad de su hija ha sanado básicamente. Vuelvan simplemente para un chequeo cada seis meses”. El nerviosismo de Wenjie desapareció después de escuchar las palabras del doctor. Una y otra vez, ella agradeció a Dios en su corazón. Poco después de la operación, su hija volvió a trabajar. Al ver todo esto, el corazón de Wenjie se llenó de gratitud.
Han pasado varios años desde entonces, y la hija de Wenjie sigue sana y su cuerpo es saludable. Cuando Wenjie recuerda el viaje de su hija de la enfermedad a la recuperación, y cómo Dios las protegió en todo momento, siente que la fuerza vital de Dios es extraordinario y poderosa, y que puede llevarlas a escapar del miedo a la muerte, superar las limitaciones de esta, y guiar a su hija del peligro a la seguridad. ¡Gracias a Dios! ¡Toda la gloria le pertenece a Dios!
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