¿Por qué la obra del juicio de los últimos días debe ser realizada personalmente por Dios encarnado?
Dios usó a Moisés para llevar a cabo la obra de la Era de la Ley, así que ¿por qué Dios no usa personas para llevar a cabo Su obra de juicio en los últimos días, sino que debe hacerse carne para realizarla Él mismo?
Respuesta:
La razón por la cual Dios debe encarnarse para realizar la obra del juicio en los últimos días es un tema que preocupa a muchas personas que ansían la verdad y buscan la aparición de Dios. También es una cuestión que guarda relación con el hecho de que podamos ser arrebatados al reino de los cielos, por lo cual es muy importante comprender este aspecto de la verdad. ¿Por qué debe encarnarse Dios para realizar Su obra del juicio en los últimos días en vez de utilizar al hombre para ello? Esto viene determinado por la naturaleza de la obra del juicio. Porque la obra del juicio es la expresión de la verdad de Dios y de Su carácter justo para conquistar, purificar y salvar a la humanidad. Leamos un pasaje de la palabra de Dios Todopoderoso.
“La obra de juicio es la obra propia de Dios, así que naturalmente la debe hacer Dios mismo; el hombre no la puede hacer en Su lugar. Ya que el juicio es la conquista del hombre por medio de la verdad, es incuestionable que Dios todavía aparezca en la imagen encarnada para hacer esta obra entre los hombres. Es decir, en los últimos días, Cristo usará la verdad para enseñarles a los hombres de todo el mundo y para darles a conocer todas las verdades. Esta es la obra de juicio de Dios” (‘Cristo realiza la obra de juicio con la verdad’ en “La Palabra manifestada en carne”).
“En los últimos días, Cristo usa una diversidad de verdades para enseñarle al hombre, para revelar la esencia del hombre y analizar sus palabras y hechos. Estas palabras comprenden varias verdades, tales como, el deber del hombre, cómo debe el hombre obedecer a Dios, cómo debe el hombre ser leal a Dios, cómo debe el hombre vivir la humanidad normal, la sabiduría y el carácter de Dios, y así sucesivamente. Todas estas palabras se enfocan en la esencia del hombre y en su carácter corrupto. En particular, esas palabras que revelan cómo el hombre desdeña a Dios se dicen con relación a cómo el hombre es una personificación de Satanás y una fuerza enemiga contra Dios. Cuando Dios hace la obra del juicio, no simplemente aclara la naturaleza del hombre con unas cuantas palabras, sino que lleva a cabo la revelación, el tratamiento y la poda en el largo plazo. Esas formas de revelación, tratamiento y poda no se pueden sustituir con palabras ordinarias, sino con la verdad que el hombre no posee en absoluto. Sólo esa manera de obrar se considera juicio; sólo por medio de ese juicio se puede persuadir al hombre, se le puede convencer por completo de la sumisión a Dios, y puede obtener el verdadero conocimiento de Dios. El resultado de la obra de juicio es que el hombre comprenda el verdadero rostro de Dios y la verdad de su rebeldía. La obra de juicio le permite al hombre entender mucho de la voluntad de Dios, del propósito de la obra de Dios y de los misterios que el hombre no puede entender. También le permite al hombre reconocer y conocer su esencia corrupta y las raíces de su corrupción, así como descubrir la fealdad del hombre. Todos estos efectos los produce la obra del juicio, porque la esencia de esa obra es, de hecho, la obra de inaugurar la verdad, el camino y la vida de Dios para todos los que tienen fe en Él. Esta obra es la obra de juicio que Dios hace” (‘Cristo realiza la obra de juicio con la verdad’ en “La Palabra manifestada en carne”).
Por las palabras de Dios Todopoderoso vemos que la obra del juicio de Dios en los últimos días consiste en expresar muchos aspectos de la verdad; expresar el carácter de Dios, todo lo que tiene y es; revelar todos los misterios; juzgar la naturaleza satánica del hombre, que se resiste a Dios y lo traiciona; exponer y diseccionar la palabra y la conducta del hombre corrupto y revelar a toda la humanidad la esencia santa y justa de Dios y Su carácter, que no admite ofensa. Cuando los elegidos de Dios se someten a juicio por Su palabra, es como si estuvieran cara a cara con Él, siendo expuestos y juzgados por Él. Cuando Dios juzga a los hombres, Él debe permitir que veamos la manifestación de Su carácter justo, como si estuviéramos viendo la esencia santa de Dios y la gran luz que desciende de los cielos; y que veamos que la palabra de Dios es como una espada de doble filo que penetra en el corazón y en el espíritu, causándonos un tormento indescriptible. Sólo así, podemos llegar a reconocer nuestra propia esencia pervertida y la verdad de nuestra perversión; a sentir una profunda humillación, ocultar nuestro rostro, avergonzados, y postrarnos ante Dios verdaderamente arrepentidos. Entonces podremos aceptar la verdad y vivir según la palabra de Dios, liberarnos por completo de la influencia de Satanás y ser salvados y perfeccionados por Dios. Obras tales como el juicio, la purificación y la salvación del hombre sólo pueden ser realizadas personalmente por Dios encarnado.
Tras haber experimentado el juicio por la palabra de Dios Todopoderoso, nos hemos dado cuenta de que la santidad y el carácter justo de Dios no admiten ofensa por parte de los hombres. Cada letra de la palabra de Dios contiene majestad e ira, cada palabra nos golpea en lo más profundo del corazón; descubriendo completamente nuestra naturaleza satánica, que se opone a Dios y lo traiciona, así como los elementos de nuestro carácter pervertido tan enterrados en nuestros corazones que ni nosotros los vemos; permitiéndonos reconocer que nuestra naturaleza y esencia está llena de arrogancia, petulancia, egoísmo y traición y que vivimos conforme a estas cosas como demonios vivos que vagan por latierra, sin el más ligero asomo de humanidad. Dios considera esto abominable y odioso. Nos sentimos humillados y atormentados por el arrepentimiento. Vemos nuestra propia vileza y maldad y sabemos que no merecemos vivir ante Dios, por lo que nos postramos en el suelo, deseando recibir Su salvación. Al experimentar el juicio por la palabra de Dios Todopoderoso, verdaderamente presenciamos la aparición de Dios. Vemos que la santidad de Dios no puede ser profanada y que Su justicia no admite ofensa. Reconocemos las sinceras intenciones y el verdadero amor con que Dios procura salvar a la humanidad y vemos la verdad y la esencia de nuestra perversión a manos de Satanás. Así, empezamos a venerar a Dios en nuestros corazones, y con gusto aceptamos la verdad y obedecemos los órdenes y disposiciones de Él. De esta forma, nuestro carácter pervertido se limpia poco a poco. Los cambios que hemos logrado hoy son el resultado de la encarnación de Dios para realizar la obra del juicio. Por eso, únicamente cuando la encarnación de Dios expresa la verdad, está expresando el carácter justo de Dios y todo lo que Él tiene y es para llevar a cabo la obra del juicio; sólo entonces, vemos la aparición de la luz verdadera, la aparición de Dios, y comenzamos a conocerlo de verdad. Sólo así podemos ser purificados y salvados. Aparte de Cristo, ningún hombre puede realizar la obra del juicio en los últimos días. Leamos unos pasajes de la palabra de Dios Todopoderoso.
Dios Todopoderoso dice: “Nadie es más adecuado y está más calificado que Dios en la carne para hacer la obra de juzgar la corrupción de la carne del hombre […] Satanás sólo puede ser completamente derrotado si Dios en la carne juzga la corrupción de la humanidad. Al ser igual que el hombre poseyendo una humanidad normal, Dios en la carne puede juzgar directamente la injusticia del hombre; esta es la marca de Su santidad innata y Su ser extraordinario. Sólo Dios está calificado y en la posición de juzgar al hombre porque Él es poseedor de la verdad y la justicia y por eso es capaz de juzgar al hombre. Los que no tienen la verdad y la justicia no son aptos para juzgar a los demás” (‘La humanidad corrupta está más necesitada de la salvación del Dios hecho carne’ en “La Palabra manifestada en carne”).
“Por estos juicios habéis sido capaces de ver que Dios es el Dios justo, el Dios santo. Él os ha juzgado, y Su ira os ha visitado debido a Su santidad y Su justicia. Como Él puede revelar Su carácter justo cuando ve la rebeldía de la humanidad, y como Él puede revelar Su santidad cuando ve la inmundicia de la humanidad, con esto basta para mostrar que Él es Dios mismo, santo y sin mancha, pero también que Él vive en una tierra de inmundicia. Si Él fuera un hombre que se manchara junto con las personas, y no tuviera ningún elemento de santidad o un carácter justo, no sería apto para juzgar la injusticia de la humanidad ni para ser el juez de la humanidad. Si el hombre juzga al hombre, ¿no sería como abofetear su propio rostro? ¿Cómo podría nadie tener derecho de juzgar a la misma clase de persona tan inmunda como ellos? El único que puede juzgar a toda la humanidad inmunda es el Dios mismo santo; ¿y cómo podría el hombre juzgar los pecados del hombre? ¿Cómo podría el hombre ser capaz de ver los pecados del hombre, y cómo podría ser apto para condenar al hombre? Si Dios no tuviera el derecho de juzgar los pecados del hombre, ¿cómo podría ser entonces el Dios mismo justo? Cuando se revelan los caracteres corruptos de las personas, Él habla para juzgarlas, y sólo entonces pueden ellas ver que Él es santo” (‘Cómo se logran los efectos del segundo paso de la obra de conquista’ en “La Palabra manifestada en carne”).
En la palabra de Dios Todopoderoso vemos claramente que la obra del juicio de Dios en los últimos días debe llevarse a cabo mediante la expresión de la verdad, del carácter justo de Dios y de Su omnipotencia y sabiduría para conquistar, purificar y perfeccionar al hombre. Dios se aparece para realizar esta obra del juicio en los últimos días. Esta obra marca el inicio de una era y el fin de otra. Esta obra debe ser realizada por la encarnación de Dios, ningún hombre puede hacerla en Su lugar. ¿Por qué creen muchos que, Dios debería utilizar a los hombres para realizar toda Su obra, en vez de encarnarse para hacerla Él mismo? ¡Esto es increíble! ¿De verdad que la humanidad da la bienvenida a la llegada de Dios? ¿Por qué siempre hay tantas personas deseando que Dios utilice a los hombres para realizar Su obra? Esto se debe a que los hombres obran según sus nociones, sólo actúan como la gente cree que deben actuar. En consecuencia, la mayoría de la gente adora fácilmente al hombre, lo coloca sobre un pedestal y lo sigue. Sin embargo, el modo de obrar de Dios nunca concuerda con las nociones e imaginaciones del hombre, Él no hace las cosas como el hombre cree que deben hacerse. Así pues, a nosotros nos cuesta mucho ser compatible con Dios. La esencia de Dios es la verdad, el camino y la vida. El carácter de Dios es santo y justo y no admite ofensa. Sin embargo, el hombre pervertido ha sido completamente corrompido por Satanás, rebosa de carácter satánico; le cuesta mucho ser compatible con Dios. Así pues, a nosotros nos cuesta mucho aceptar la obra de la encarnación de Dios y somos reacios a estudiar y observar; en cambio, adoramos al hombre, tenemos una fe ciega en su obra, y la aceptamos y seguimos como si fuera obra de Dios. ¿Qué problema hay aquí? Podría decirse que la humanidad no tiene la menor idea de lo que significa creer en Dios y experimentar Su obra, por lo que Su obra en los últimos días debe consistir en que la encarnación exprese la verdad para resolver todos los problemas de la humanidad pervertida. En cuanto a la pregunta de algunas personas sobre el motivo por el cual Dios no utiliza al hombre para realizar Su obra del juicio en los últimos días, ¿todavía hace falta responderla? La esencia del hombre es el hombre, que no posee esencia divina, por lo que el hombre no puede expresar la verdad, el carácter de Dios ni todo lo que Dios tiene y es, ni puede realizar la obra de salvación de la humanidad. Por no hablar de que todos nosotros, los seres humanos, hemos sido pervertidos por Satanás y tenemos una naturaleza pecaminosa, así que, ¿qué nos permite juzgar a otros hombres? Puesto que el hombre inmundo y corrupto no puede purificarse ni salvarse a sí mismo, ¿cómo espera él purificar y salvar a otros? Los hombres corruptos sólo se sentirían avergonzados cuando otros fueran reacios a aceptar su juicio. Sólo Dios es justo y santo y sólo Él es la verdad, el camino y la vida. De ahí que, la obra del juicio de Dios en los últimos días debe ser realizada por Su encarnación. Ningún hombre puede realizar esa obra, esto es así. ¿Acaso aún no entendemos esto?
Entonces, ¿por qué Dios utilizó al hombre para que realizara Su obra en la Era de la Ley? Porque la obra de la Era de la Ley y la obra del juicio de los últimos días tienen naturalezas distintas. En la Era de la Ley, los hombres eran como si hubieran acabado de nacer, y Satanás sólo les había pervertido lo mínimo. La obra de Dios Jehová consistió principalmente en promulgar leyes y mandamientos para proporcionar al hombre primitivo unas directrices sobre la forma de vivir en la tierra. Esta etapa de la obra no pretendía cambiar el carácter del hombre, no hacía falta expresar más verdades. Dios simplemente tuvo que utilizar al hombre para transmitir a los israelitas las leyes que Él había decretado, de modo que los israelitas supieran cómo cumplirlas, adoraran a Jehová Dios y vivieran una vida normal en la tierra. Una vez hecho esto, terminó esa etapa de la obra. Por eso, Dios pudo utilizar a Moisés para realizar la obra de la Era de la Ley, no le hacía falta encarnarse para llevar a cabo la obra personalmente. Por el contrario, la obra del juicio de Dios en los últimos días pretende salvar a la humanidad, profundamente pervertida por Satanás. En este caso no bastará con divulgar unos pasajes de la palabra de Dios ni con promulgar leyes. Hay que expresar muchas verdades. Se debe expresar plenamente el carácter inherente de Dios, todo lo que Él tiene y es; es preciso ofrecer a la humanidad la verdad, el camino y la vida, como si Dios se revelara cara a cara a toda la humanidad, permitiendo que el hombre comprenda la verdad y lo conozca, y, de ese modo, Él purifica, salva y perfecciona totalmente a la humanidad. Dios debe hacer esto personalmente a través de la encarnación, ningún hombre puede realizar esta obra en Su lugar. Dios puede utilizar profetas para divulgar algunos pasajes de Su palabra, pero Él no les permite expresar Su carácter inherente, todo lo que Él tiene y es, ni expresar toda la verdad, porque la humanidad corrupta no es digna de hacerlo. Si Dios utilizara al hombre para expresar todo Su carácter y verdad, el hombre probablemente lo humillaría, porque el hombre tiene un carácter pervertido, es susceptible de demostrar sus propias nociones y fantasías, La obra del hombre debe ser impura, lo cual fácilmente humillaría a Dios y afectaría la eficacia de Su obra en general. Además, somos proclives a considerar como suyo todo lo que Dios tiene y es, y a considerar la impureza de su obra como verdad. Esto lleva a malinterpretar y humillar a Dios. Además, si Dios utilizara al hombre para expresar todo Su carácter y verdad, debido a la impureza del hombre, seríamos reacios a aceptarlo e incluso nos opondríamos. Entonces, Satanás encontraría defectos y lanzaría acusaciones, avivando la llama de nuestro descontento hacia Dios, fomentando las revueltas e instigándonos a fundar nuestro propio reino independiente. Este sería el resultado final de la obra de Dios realizada por el hombre. Sobre todo, en el caso de la salvación por parte de Dios del hombre profundamente pervertido en los últimos días, los hombres no aceptan ni obedecen fácilmente la obra de la encarnación de Dios. Así pues, si Dios utilizara a seres humanos para realizar esta obra, sería menos probable que los hombres aceptaran y obedecieran. ¿No son hechos evidentes? Mirad a los ancianos y pastores del mundo religioso, ¿existe alguna diferencia entre su oposición y su condena a la obra de la encarnación de Dios y la manera en que los sumos sacerdotes judíos y los fariseos se opusieron al Señor Jesús? La salvación de la humanidad corrupta por parte de Dios no es tarea fácil. ¡Debemos entender cómo piensa Dios!
Por un lado, la obra del juicio de Dios encarnado en los últimos días es la de juzgar, purificar y salvar a la humanidad; por otro, y lo que es más importante, Dios realiza Su obra expresando la verdad, Su carácter y todo lo que tiene y es para que toda la humanidad pueda conocerlo y comprenderlo, y para que vea la aparición de Dios hecho carne. Leamos unos pasajes de la palabra de Dios Todopoderoso.
“Para todos aquellos que viven en la carne, cambiar su carácter requiere metas que perseguir, y conocer a Dios exige ser testigos de los hechos reales y del rostro real de Dios. Ambas cosas sólo las puede lograr la carne encarnada de Dios y sólo las puede conseguir la carne normal y real. Por esta razón, la encarnación es necesaria y toda la humanidad corrupta la necesita. Ya que a las personas se les pide que conozcan a Dios, las imágenes de Dioses ambiguos y sobrenaturales deben ser disipadas de sus corazones, y ya que se les pide que desechen su carácter corrupto, primero deben conocer su carácter corrupto. Si el hombre sólo hace la obra para disipar las imágenes de los Dioses vagos de los corazones de las personas, entonces fracasará en conseguir el efecto correcto. Las imágenes de los Dioses ambiguos que están en los corazones de las personas no se pueden exponer, desechar o expulsar por completo sólo con palabras. Al hacerlo así, a la larga no será posible disipar estas cosas que están profundamente arraigadas en las personas. Sólo el Dios práctico y la verdadera imagen de Dios pueden reemplazar estas cosas vagas y sobrenaturales para permitirles a las personas conocerlas poco a poco, y sólo de esta manera se puede lograr el efecto debido […] Sólo Dios mismo puede hacer Su propia obra y nadie más puede hacer esta obra en Su nombre. No importa qué tan rico sea el lenguaje del hombre, es incapaz de articular la realidad y la normalidad de Dios. El hombre sólo puede conocer a Dios de una manera más práctica y sólo lo puede ver con mayor claridad si Dios personalmente obra entre los hombres y muestra por completo Su imagen y Su ser. Este efecto no lo puede lograr ningún hombre carnal” (‘La humanidad corrupta está más necesitada de la salvación del Dios hecho carne’ en “La Palabra manifestada en carne”).
“Las imaginaciones del hombre son, después de todo, huecas y no pueden reemplazar el verdadero rostro de Dios; el carácter inherente de Dios y la obra de Dios mismo el hombre no los puede imitar. El Dios invisible en el cielo y Su obra sólo pueden ser traídos a la tierra por el Dios encarnado que personalmente hace Su obra entre los hombres. Esta es la manera más ideal en la que Dios se aparece al hombre, en la que el hombre ve a Dios y llega a conocer el verdadero rostro de Dios, y esto no lo puede lograr un Dios no encarnado” (‘La humanidad corrupta está más necesitada de la salvación del Dios hecho carne’ en “La Palabra manifestada en carne”).
“La llegada de Dios en la carne tiene lugar principalmente para permitir a las personas ver Sus hechos reales, para materializar el Espíritu sin forma en la carne, y permitir que las personas lo vean y lo toquen. De esta forma, aquellos a los que Él ya ha hecho completos harán de Él una realidad; Él los ganará, y serán conforme a Su corazón. Si Dios sólo hablara en el cielo, y no viniera realmente a la tierra, las personas seguirían siendo incapaces de conocerle; sólo podrían predicar Sus hechos usando teoría vacía, y no tendrían Sus palabras como una realidad. Dios ha venido a la tierra principalmente para actuar como un ejemplo y un modelo para aquellos a quienes Él debe ganar; sólo de esta forma pueden las personas conocer realmente a Dios, tocarlo y verlo, y sólo entonces puede Dios ganarlos de verdad” (‘Deberías saber que el Dios práctico es Dios mismo’ en “La Palabra manifestada en carne”).
“El Dios encarnado da fin a la época cuando sólo la espalda de Jehová aparecía a la humanidad y también concluye la época en que la humanidad tenía la creencia en el Dios ambiguo. En particular, la obra del último Dios encarnado trae a toda la humanidad a una época más realista, más práctica y más agradable. Él no sólo concluye la época de la ley y la doctrina; de mayor importancia aún, revela a la humanidad un Dios que es real y normal, que es justo y santo, que abre la obra del plan de gestión y demuestra los misterios y el destino de la humanidad, que creó a la humanidad y da fin a la obra de gestión y que ha permanecido oculto por miles de años. Da fin por completo a la época de ambigüedad y concluye la época en la que toda la humanidad deseaba buscar el rostro de Dios pero no era capaz de hacerlo, termina la época en la que toda la humanidad servía a Satanás y guía a toda la humanidad hasta el final a una era completamente nueva. Todo esto es el resultado de la obra de Dios en la carne en vez de la del Espíritu de Dios” (‘La humanidad corrupta está más necesitada de la salvación del Dios hecho carne’ en “La Palabra manifestada en carne”).
La obra del juicio de Dios en los últimos días a través de la encarnación es verdaderamente relevante. Dios se ha encarnado en la tierra en los últimos días, viviendo entre los hombres, proclamando Su palabra a la humanidad, expresando a las masas Su carácter y todo lo que tiene y es. A quién ama Dios y a quién aborrece, hacia quién va dirigida Su ira, quién sufre Su castigo, Su estado emocional, Sus exigencias a los hombres, Sus designios sobre ellos, la actitud ideal del hombre ante la vida, sus valores, etc., Dios nos informa de todas estas cuestiones, y permite que tengamos objetivos claros en la vida para que no necesitemos buscar sin rumbo en una religión abstracta. La aparición de la encarnación de Dios ha concluido del todo la era en la que “sólo la espalda de Jehová se aparecía a la humanidad” y la era de la fe del hombre en el Dios impreciso. Todos los que hemos sufrido la palabra y la obra de Dios Todopoderoso en los últimos días tenemos una experiencia común: a pesar de haber experimentado el juicio y el castigo de Dios, de haber soportado toda clase de pruebas y refinamientos, y de haber sufrido mucho por la persecución brutal y salvaje del gran dragón rojo, hemos visto el carácter justo de Dios descender sobre nosotros, hemos visto Su majestad, Su ira, Su omnipotencia y Su sabiduría y hemos visto la manifestación de todo lo que Dios tiene y es como si hubiéramos visto al propio Dios. Aunque no hayamos visto el cuerpo espiritual de Dios, Su carácter inherente, Su omnipotencia y Su sabiduría y todo lo que tiene y es nos han sido revelados plenamente, como si Dios hubiera venido ante nosotros, cara a cara, permitiéndonos conocerlo de verdad y tener un corazón temeroso de Dios, de modo que obedezcamos los planes que Él tiene para nosotros hasta la muerte. Todos creemos que, en Su palabra y obra vemos y conocemos a Dios de forma práctica y real, hemos abandonado por completo todas las nociones y fantasías y nos hemos convertido en personas que conocen verdaderamente a Dios. Antes pensábamos que el carácter de Dios era amable y misericordioso, y creíamos que Él siempre perdonaría y disculparía los pecados del hombre. Pero, tras haber experimentado el juicio de la palabra de Dios Todopoderoso, hemos llegado a comprender de verdad que el carácter de Dios no sólo es misericordioso y amable, sino también justo, majestuoso y airado. Todo aquel que ofenda a Su carácter será castigado. Así pues, podemos venerar a Dios, aceptar la verdad y vivir según Su palabra. Al experimentar la obra del juicio de Dios Todopoderoso en los últimos días, todos hemos llegado a comprender, de forma real y práctica, que el carácter de Dios es santo y justo y que no admite ofensa, hemos experimentado la misericordia y el amor de Dios, hemos llegado comprender de verdad Su omnipotencia y sabiduría, hemos reconocido que Dios se ha hecho humilde, y hemos llegado a conocer Sus sinceras intenciones y muchas cualidades amables: Su estado emocional, Su fidelidad, Su belleza y bondad, Su autoridad, Su soberanía, Su escrutinio de todo, etc. Ante nosotros ha aparecido todo lo que Dios tiene y es como si viéramos al propio Dios, lo que nos ha permitido verlo cara a cara. Ya no creemos en Dios ni lo seguimos según nuestras nociones y fantasías, sino que sentimos verdadera reverencia y adoración por Él y lo obedecemos y confiamos en Él de verdad. Hemos reconocido realmente que, si Dios no se hubiera encarnado personalmente para expresar la verdad y juzgar al hombre, nunca lo habríamos conocido ni podríamos librarnos del pecado y alcanzar la santidad. Así pues, se mire por donde se mire, la obra del juicio de Dios en los últimos días debe ser realizada por el propio Dios encarnado, nadie puede sustituirlo. Dadas las nociones y fantasías del hombre, si Dios utilizara al hombre para realizar la obra del juicio en los últimos días, Él no lograría el efecto deseado.
de “Preguntas y respuestas clásicas sobre el Evangelio del Reino”
La obra del juicio es la obra propia de Dios, así que naturalmente la debe hacer Dios mismo; el hombre no la puede hacer en Su lugar”. La palabra de Dios es anunciada con toda claridad. La obra de juicio es la obra propia de Dios, es una obra que Dios debe llevar a cabo entre la humanidad, es una obra que debe ser llevada a cabo personalmente por Dios mismo, es una obra que ningún hombre puede realizar en lugar de Dios; ningún hombre puede realizarla en Su lugar. Ningún ser humano puede reemplazar a Dios y realizar esta obra en Su lugar. ¿Por qué no puede reemplazarlo nadie? Quizá haya personas que digan: “¿Acaso durante la Era de la Ley no fue llevada a cabo la obra de Dios utilizando a Moisés? Entonces, ¿cómo es posible que Dios no pueda utilizar a las personas para llevar a cabo la obra de juicio?”. ¿Hay algún misterio aquí? En la Era de la Ley, Dios promulgó leyes y mandamientos para los israelitas, cuya obra podía ser llevada a cabo utilizando al hombre, pero el hombre no puede reemplazar a Dios ni llevar a cabo la obra de juicio en los últimos días, ¿por qué? Aquí hay un misterio. ¿De qué trata este misterio? Debemos seguir leyendo para ver qué tiene que decir Dios al respecto. “Ya que el juicio es la conquista del hombre por medio de la verdad, es incuestionable que Dios todavía aparezca en la imagen encarnada para hacer esta obra entre los hombres”. ¿Cómo desciframos estas palabras de Dios? Él ha dado a conocer la definición de la obra de juicio, pero ¿cuál es la naturaleza de la obra de juicio? ¿Cómo se explica ésta en la palabra de Dios? “Ya que el juicio es la conquista del hombre por medio de la verdad...” ¿Cómo desciframos estas palabras? ¿Qué es el juicio exactamente? Basándonos en la palabra de Dios podemos entenderlo de la siguiente manera: la obra de juicio de Dios se realiza a través de la conquista del hombre por medio la verdad. “La conquista del hombre por medio de la verdad”, debemos reflexionar sobre estas palabras detenidamente. ¿Por qué el hombre no es capaz de realizar la obra de juicio? Algunas personas dicen que el hombre no posee la verdad, que el hombre no puede expresar la verdad. Está perfectamente bien entender y aceptar las cosas de esta manera. El hombre no tiene ni posee la verdad. El hombre no posee la verdad, así que no puede llevar a cabo la obra de juicio. Algunas personas dicen: “Dios es capaz de utilizar a los profetas para emitir la palabra de Dios, así que si Dios utilizara a los profetas para emitir Su palabra con el objetivo de llevar a cabo la obra de juicio, ¿estaría bien eso?”. ¿Estaría bien eso? Algunas personas dicen que no. ¿Por qué? Tal vez algunas personas digan que los profetas también son personas. Es verdad que los profetas también son personas, pero ellos son capaces de transmitir la palabra de Dios, de modo que si Dios usa a los profetas para transmitir Su palabra con el objetivo de llevar a cabo la obra de juicio, ¿estaría bien eso? Todo el mundo dice que no. ¿A qué se debe? A que el hecho de que los profetas transmitan la palabra de Dios y de que Dios emita la verdad Él mismo en cualquier momento y en cualquier lugar, provocará distintos resultados, porque los propios profetas no son la verdad ellos mismos. ¿Qué consecuencias habrá cuando alguien que no es la verdad transmita la palabra de Dios? Cristo, al llevar a cabo la obra de juicio en calidad de Dios, puede emitir la verdad en cualquier momento y en cualquier lugar, revelar todo lo que Dios tiene y es y dar a conocer el carácter de Dios. Entonces, ¿cuál es la diferencia entre estos resultados y los resultados que provoca que un profeta, que no es la verdad él mismo ni es capaz de revelar todo lo que Dios tiene y es en cualquier momento y en cualquier lugar, transmita la palabra de Dios? Si esto es algo que puedes entender completamente, entonces tienes una verdadera comprensión de las palabras “La obra del juicio es la obra propia de Dios, así que naturalmente la debe hacer Dios mismo; el hombre no la puede hacer en Su lugar”. “El hombre no la puede hacer en Su lugar”. ¿Qué incluye esto? No servirá que Dios use a las personas o a los profetas para transmitir Su palabra. Pero, ¿por qué no funcionará que Dios use a las personas para transmitir Su palabra? ¿Por qué no logrará esto el resultado que se logra cuando Dios lleva a cabo la obra Él mismo? Si puedes comprender esto completamente, entonces podrás aceptar las palabras que dicen que “el hombre no la puede hacer en Su lugar”. Significa que no es apropiado que Dios use al hombre para esta clase de obra, ya que no podrán lograrse los resultados.
¿Qué es exactamente lo que hace que no esté bien que Dios use a los profetas para transmitir Su palabra con el objetivo de llevar a cabo la obra de juicio? ¿Qué resultados no podrán lograrse si la obra se realiza de esta manera? ¿Lo veis? Si los profetas son utilizados para transmitir la palabra de Dios, el resultado que se logrará es que las personas sólo podrán obtener un ligero entendimiento de las palabras transmitidas. Pero, en cuanto a entender el carácter de Dios, todo lo que Dios tiene y es, y la verdad emitida por Dios, independientemente de cuán grande sea el esfuerzo que pueda hacer el hombre, será muy difícil lograr el mejor resultado. ¿No es así? ¿Por qué no puede lograrse el mejor resultado? En esencia, los mismos profetas son humanos. Puesto que son humanos por naturaleza, ¿podrían revelar todo lo que Dios tiene y es? Es absolutamente imposible que esto pudiera ser revelado. Tómame a mí como ejemplo, aunque yo tengo cierta experiencia y entendimiento de la palabra de Dios y puedo comunicaros esto, todavía sólo puedo revelar el ser de la humanidad. Independientemente de cuánto busque la verdad, lo único que puedo revelar aún es todo lo que es el ser de la humanidad, no todo lo que Dios tiene y es. ¿Lo veis? Aunque puedo “amar lo que Dios ama y aborrecer lo que Dios aborrece”, no me atrevo a decir que puedo revelar el carácter justo de Dios, que sería ir demasiado lejos para mí. Basándonos en este punto, vemos que independientemente de cómo transmitan los profetas la palabra de Dios, no podrán revelar el carácter de Dios ni todo lo que Dios tiene y es, porque los profetas son humanos por naturaleza, no son divinos. Cristo tiene una esencia divina y, al llevar a cabo la obra de juicio, Él puede emitir la verdad en cualquier momento y en cualquier lugar, Él puede revelar todo lo que Dios tiene y es. En Cristo, el hombre puede ser testigo del carácter de Dios, ser testigo de todo lo que Dios tiene y es y ser testigo de la omnipotencia y sabiduría de Dios. Porque independientemente de lo mucho que lleguemos a entender la palabra de Dios a través del hombre utilizado por Dios, a la larga nunca seremos capaces de lograr un entendimiento de Dios, ¡y lo que somos capaces de alcanzar será muy, muy limitado! ¡Ahora deberíais ver esto claramente! Entonces, ahora, cuando Dios dice: “La obra del juicio es la obra propia de Dios, así que naturalmente la debe hacer Dios mismo; el hombre no la puede hacer en Su lugar”, deberíamos poder comprender el significado de estas palabras, ¿verdad? Sin embargo, las personas en el mundo religioso son incapaces de comprender el significado de estas palabras, no las entienden. Creen que si Dios pudo utilizar a Moisés para llevar a cabo Su obra en la Era de la Ley, entonces Dios debería poder usar al hombre para llevar a cabo la obra de juicio en los últimos días. Pero, ¿acaso esto no dista mucho de la intención de Dios? Ahora podemos reconocer este punto. Ésta es la gracia de Dios. Las personas en el mundo religioso no pueden reconocer esto porque no tienen experiencia de la obra de Dios en los últimos días. ¡Cuántas verdades no entenderán! Carecen de entendimiento sobre muchas verdades. En comparación, nosotros hemos obtenido mucho, mucho más. En el libro “La Palabra aparece en carne”, todo lo que se expresa es la verdad. Éste contiene verdades que aún no han sido obtenidas a través de las varias etapas de la obra de Dios que el hombre ha sufrido desde la creación del mundo, verdades que no han sido entendidas hasta ahora. Pero hoy, desde que estamos experimentando la obra de Dios en los últimos días, hemos obtenido estas verdades. ¿Acaso no es ésta la gracia de Dios? ¿Acaso no es esto el profundo amor a Dios?
de “Sermones y comunión acerca de la entrada a la vida (serie 137)”