Hoy comunicaré acerca de un nuevo tema con vosotros. ¿Cuál es este tema? Se titula: “Dios es la fuente de vida para todas las cosas”. ¿Este tema suena un poco demasiado amplio? ¿Parece estar un poco fuera de vuestro alcance? “Dios es la fuente de vida para todas las cosas” podría parecer un tema del que las personas se sientan algo alejadas, pero todos los que siguen a Dios deben entenderlo porque está inextricablemente vinculado con el conocimiento que cada persona tiene de Dios y con que sea capaz de satisfacerlo y de venerarlo. Por eso es que voy a comunicar acerca de este tema. Es muy posible que algunas personas tengan un entendimiento previo simple de este tema, o quizás son conscientes de eso en cierta medida. Este conocimiento o conciencia, en la mente de algunas personas, puede ir acompañado de un grado de conocimiento simplista o superficial. Otros quizás hayan tenido alguna experiencia especial en sus corazones que los llevó a tener un encuentro profundo y personal con este tema. Pero ese conocimiento previo, sea profundo o superficial, es unilateral y no suficientemente específico. Así que, por eso es que he elegido este tema para ayudaros a alcanzar un entendimiento más profundo y específico. Usaré un método especial para comunicar con vosotros sobre este tema, un método que no hemos usado antes y que podríais encontrar poco habitual, o algo incómodo. Sabréis a qué me refiero más adelante. ¿Os gustan las historias? (Nos gustan). Parece que tuve razón al elegir contar historias, ya que a todos os gusta oír historias. Bueno, comencemos. No necesitáis tomar notas. Pido que estéis tranquilos, y no inquietos. Podéis cerrar vuestros ojos si sentís que lo que os rodea o las personas a vuestro alrededor pueden distraeros. Tengo una historia maravillosa para contaros. Es una historia sobre una semilla, la tierra, un árbol, la luz del sol, los pájaros y el hombre. ¿Quiénes son los personajes principales? (Una semilla, la tierra, un árbol, la luz del sol, los pájaros y el hombre). ¿Es Dios uno de ellos? (No). Aun así, estoy seguro de que os sentiréis relajados y satisfechos después de oír esta historia. Muy bien entonces, escuchad tranquilamente.
Historia 1. Una semilla, la tierra, un árbol, la luz del sol, los pájaros y el hombre
Una pequeña semilla cayó en la tierra. Cayó mucha lluvia, y de la semilla creció un tierno brote mientras que sus raíces ahondaron en el suelo. El brote se hizo grande con el tiempo, soportó crueles vientos e intensas lluvias, fue testigo del cambio de las estaciones conforme la luna crecía y menguaba. En verano, la tierra entregó el regalo del agua para que el brote pudiera soportar el calor abrasador de la estación. Y gracias a la tierra, este no fue doblegado por el calor, y así pasó lo peor del calor del verano. Cuando llegó el invierno, la tierra envolvió el brote en su cálido abrazo y ambos se asieron el uno al otro con fuerza. La tierra calentó el brote, y este así sobrevivió al duro frío de la estación y salió ileso de las tormentas invernales y las nevadas. Protegido por la tierra, el brote creció valiente y feliz; nutrido en forma abnegada por la tierra, creció sano y fuerte. Creció feliz, cantando bajo la lluvia, danzando y balanceándose con el viento. El brote y la tierra dependen el uno del otro…
Los años pasaron, y el brote se convirtió en un árbol imponente. Se alzaba firme sobre la tierra, con robustas ramas cargadas de innumerables hojas. Sus raíces seguían ahondando en la tierra como habían hecho antes, y ahora se sumergían a gran profundidad en el suelo. La tierra, que una vez había protegido al pequeño brote, era ahora la base de un poderoso árbol.
Un rayo de sol alumbró el árbol. El árbol meció su cuerpo y extendió sus brazos y respiró profundamente el aire iluminado por el sol. El suelo debajo respiraba al mismo ritmo que el árbol, y la tierra se sintió renovada. Justo entonces, una brisa fresca sopló entre las ramas, y el árbol tembló de deleite, rebosante de energía. El árbol y la luz del sol dependen el uno del otro…
Las personas se sentaban a la fresca sombra del árbol y disfrutaban del aire fresco y fragante. Este purificaba sus corazones y pulmones y la sangre en su interior, y sus cuerpos ya no se sentían aletargados ni constreñidos. Las personas y el árbol dependen los unos de los otros…
Un grupo de pequeños pájaros piaba mientras se posaba sobre las ramas del árbol. Quizás llegaron allí para huir de algún depredador, o para alimentar y criar a sus polluelos, o quizás solo estaban descansando un rato. Los pájaros y el árbol dependen los unos de los otros…
Las raíces del árbol, retorcidas y enredadas, ahondaron profundamente en la tierra. Con su tronco, resguardaba la tierra del viento y la lluvia, y extendía sus extremidades para proteger la tierra bajo sus pies. El árbol hacía esto porque la tierra era su madre. Se fortalecen mutuamente y dependen uno del otro, y nunca se separarán…
Y así, la historia llega a su fin. La historia que conté era sobre una semilla, la tierra, un árbol, la luz del sol, los pájaros y el hombre. Solo tenía unas pocas escenas. ¿Qué sentimientos os dejó? Cuando hablo de esta forma, ¿entendéis lo que digo? (Lo entendemos). Por favor, hablad acerca de vuestros sentimientos. ¿Qué sentisteis después de oír esta historia? Primero os diré que todos los personajes de la historia pueden verse y tocarse; son cosas reales, no metáforas. Quiero que consideréis lo que dije. No había nada esotérico dentro de Mi historia, y sus puntos principales pueden expresarse con unas pocas frases de la historia. (La historia que oímos pinta un hermoso cuadro: una semilla nace y, conforme crece, experimenta las cuatro estaciones del año: primavera, verano, otoño e invierno. La tierra nutre a la semilla que brota, tal como lo haría una madre. Calienta el brote en invierno de forma que este pueda sobrevivir al frío. Después de que el brote se ha convertido en un árbol, un rayo de luz del sol toca sus ramas, trayéndole mucho gozo. Veo que, entre la multitud de la creación de Dios, la tierra también está viva y que ella y el árbol dependen mutuamente. También veo la gran calidez que la luz del sol aporta al árbol, y veo que los pájaros, aunque son seres comunes, se unen al árbol y a los seres humanos en una imagen de perfecta armonía. Esto es lo que sentí en el corazón al oír esta historia; me doy cuenta de que todas estas cosas están realmente vivas). ¡Bien dicho! ¿Alguien tiene algo más que añadir? (En esta historia de una semilla que germina y crece hasta ser un árbol muy alto, veo la maravilla de la creación de Dios. Veo que Dios hizo que todas las cosas se reforzaran y dependieran las unas de las otras y que todas están conectadas y se sirven mutuamente. Veo la sabiduría de Dios, Sus maravillas, y que Él es la fuente de vida para todas las cosas).
Todo de lo que acabo de hablar son cosas que habéis visto antes. Como las semillas, por ejemplo, que crecen hasta convertirse en árboles, y aunque puede no ser un proceso que veas con detalle, sabes que sucede, ¿verdad? También sabes de la tierra y la luz del sol. La imagen de los pájaros posados en un árbol es algo que todos han visto, ¿verdad? Y la imagen de personas refrescándose a la sombra de un árbol, esto es algo que todos vosotros habéis visto, ¿verdad? (Sí). Entonces, cuando todas estas cosas aparecen en una misma imagen, ¿qué sentimiento produce esa imagen? (Una sensación de armonía). ¿Vienen de Dios cada una de las cosas en tal imagen? (Sí). Como vienen de Dios, Él conoce el valor y el significado de la existencia terrenal de todas estas cosas diferentes. Cuando Dios creó todas las cosas, cuando planeó y creó cada una, lo hizo con intención; y cuando creó esas cosas, cada una fue infundida de vida. El entorno que Él creó para la existencia de la humanidad, tal como se describió en nuestra historia, es uno donde las semillas y la tierra dependen entre sí, donde la tierra puede nutrir las semillas y las semillas están atadas a la tierra. Dios dispuso esta relación desde el principio de Su creación. La escena de un árbol, la luz del sol, los pájaros y los humanos es una representación del entorno vital que Dios creó para la humanidad. Primero, el árbol no puede abandonar la tierra, ni puede estar sin la luz del sol. Así que, ¿cuál fue el propósito de Dios al crear el árbol? ¿Podemos decir que fue solo para la tierra? ¿Podemos decir que fue solo para los pájaros? ¿Podemos decir que fue solo para las personas? (No). ¿Cuál es la relación entre ellos? La relación entre ellos es una de fortalecimiento mutuo, interdependencia e inseparabilidad. Es decir, la tierra, el árbol, la luz del sol, los pájaros y las personas se apoyan los unos en los otros para existir y se nutren entre sí. El árbol protege la tierra, y esta nutre al árbol; la luz del sol provee para el árbol, mientras este obtiene aire fresco a partir de ella y disminuye el calor agobiante del sol sobre la tierra. ¿Quién se beneficia de esto al final? Es la humanidad ¿no es así? Este es uno de los principios detrás del entorno en el que vive la humanidad, que Dios creó; es tal como Él quería que fuera desde el principio. Aunque esta imagen sea simple, en ella podemos ver la sabiduría de Dios y Su intención. La humanidad no puede vivir sin la tierra, o sin los árboles, mucho menos sin los pájaros ni la luz del sol. ¿No es así? Aunque esta sea solo una historia, lo que representa es un microcosmos de la creación de los cielos y la tierra y de todas las cosas por parte de Dios, y Su don de un entorno donde la humanidad pueda vivir.
Fue para la humanidad que Dios creó los cielos, la tierra y todas las cosas, así como un entorno para habitar. Primero, el punto principal que trató nuestra historia es el fortalecimiento mutuo, la interdependencia y la coexistencia de todas las cosas. Bajo este principio, el entorno para la existencia de la humanidad está protegido; puede existir y mantenerse. A causa de esto, la humanidad puede desarrollarse y reproducirse. La imagen que vimos fue la de un árbol, la tierra, la luz del sol, los pájaros y las personas juntos. ¿Estaba Dios en esta imagen? No se lo vio allí, ¿verdad? Pero sí se vio el orden de fortalecimiento mutuo e interdependencia entre las cosas en la escena; en este orden, se pueden ver la existencia y la soberanía de Dios. Dios usa tal principio y norma para preservar la vida y la existencia de todas las cosas. De esta forma, Él provee para todas las cosas y para la humanidad. ¿Está relacionada esta historia con nuestro tema principal? Superficialmente, parece que no, pero en realidad la norma con la cual Dios creó todas las cosas y Su dominio sobre todas las cosas están íntimamente relacionados con que Él sea la fuente de vida para todas las cosas. Estos hechos son inseparables. ¡Ahora estáis comenzando a aprender algo!
Dios dirige las normas que gobiernan el funcionamiento de todas las cosas; Él dirige las normas que gobiernan la supervivencia de todas las cosas; Él controla todas las cosas y las dispone para que se refuercen y dependan entre sí, para que no perezcan ni desaparezcan. Solo así la humanidad puede continuar viviendo; solo así puede vivir bajo la guía de Dios en ese entorno. Dios es quien dirige estas normas de funcionamiento, y nadie puede interferir con ellas, ni cambiarlas. Solo Dios mismo las conoce y solo Él las gestiona. Cuándo germinarán los árboles, cuándo lloverá, cuánta agua y cuántos nutrientes dará la tierra a las plantas, en qué estación caerán las hojas, en qué estación darán fruto los árboles, cuántos nutrientes dará la luz del sol a los árboles, qué exhalarán estos tras nutrirse de la luz del sol, todo esto fue dispuesto por Dios cuando creó todas las cosas, como normas que nadie puede quebrantar. Las cosas que Dios creó, ya sea vivientes o, a los ojos del hombre, no vivientes, están en Su mano, donde Él las controla y reina sobre ellas. Nadie puede cambiar ni quebrantar estas normas. Es decir, cuando Dios creó todas las cosas, predeterminó que sin la tierra, el árbol no podría echar raíces, germinar y crecer; que si la tierra no tuviera árboles, se secaría; que el árbol debía convertirse en el hogar de los pájaros y en un lugar en el que podrían refugiarse del viento. ¿Puede un árbol vivir sin la luz del sol? (No). Tampoco podría vivir solo con la tierra. Todas estas cosas son para la humanidad, para su supervivencia. Del árbol, el hombre recibe aire fresco, y vive sobre la tierra que está protegida por el árbol. El hombre no puede vivir sin la luz ni sin diversos seres vivos. Aunque estas relaciones son complejas, debes recordar que Dios creó las reglas que gobiernan todas las cosas de forma tal que puedan fortalecerse mutuamente, depender entre sí y coexistir. En otras palabras, cada cosa creada por Él tiene valor y significado. Si Dios creara algo sin significado, lo haría desaparecer. Este es uno de los métodos que usa Dios para proveer para todas las cosas. ¿A qué se refiere “proveer” en esta historia? ¿Dios riega el árbol cada día? ¿Necesita el árbol la ayuda de Dios para respirar? (No). “Proveer” se refiere aquí a la gestión de Dios de todas las cosas después de su creación; es suficiente para Dios gestionarlas tras establecer las reglas que las gobiernan. Una vez que la semilla se planta en la tierra, el árbol crece por sí mismo. Dios creó todas las condiciones para su crecimiento. Dios hizo la luz del sol, el agua, el suelo, el aire y el entorno alrededor; Dios hizo el viento, la escarcha, la nieve y la lluvia y las cuatro estaciones. Estas son las condiciones que el árbol necesita para crecer y son cosas que Dios preparó. Por tanto, ¿es Dios la fuente de este entorno viviente? (Sí). ¿Tiene Dios que contar cada hoja de los árboles cada día? ¡No! Dios tampoco tiene que ayudar al árbol a respirar ni despertar a la luz del sol cada día diciendo: “Es la hora de brillar sobre los árboles”. No tiene que hacer eso. La luz del sol brilla por sí misma cuando es momento de que brille, tal como lo prescriben las reglas; aparece y brilla sobre el árbol y el árbol absorbe la luz del sol cuando lo necesita y, cuando no, el árbol aún vive dentro de las reglas. Quizá no podáis explicar este fenómeno claramente, pero de todos modos es una realidad que todo el mundo puede ver y reconocer. Todo lo que debes hacer es reconocer que las reglas que gobiernan la existencia de todas las cosas vienen de Dios y saber que Dios es soberano sobre el crecimiento y la supervivencia de todas las cosas.
Ahora, ¿esta historia contiene lo que la gente denomina una “metáfora”? ¿Es una personificación? (No). He contado una historia real. Todo ser viviente, todo lo que tiene vida, es gobernado por Dios. Cada ser viviente fue infundido de vida por Dios cuando fue creado; la vida de todo ser viviente proviene de Dios y sigue el curso y las leyes que la dirigen. Esto no requiere del hombre para alterarlo, ni requiere de la ayuda del hombre; es una de las maneras en las que Dios provee para todas las cosas. Entendéis, ¿no es así? ¿Pensáis que es necesario que las personas reconozcan esto? (Sí). Así pues, ¿tiene algo que ver esta historia con la biología? ¿Tiene alguna relación con algún campo del conocimiento o área de estudio? No estamos exponiendo biología, y sin duda no estamos llevando a cabo investigación biológica alguna. ¿Cuál es la idea principal de nuestra charla? (Que Dios es la fuente de vida para todas las cosas). ¿Qué habéis visto dentro de la creación? ¿Habéis visto árboles? ¿Habéis visto la tierra? (Sí). Habéis visto la luz del sol, ¿no es así? ¿Habéis visto a los pájaros posados en los árboles? (Los hemos visto). ¿Está la humanidad feliz de vivir en ese entorno? (Sí). Es decir, Dios usa todas las cosas —las cosas que creó— para mantener y proteger al hogar de la humanidad, su entorno vital. Así, Dios provee para la humanidad y para todas las cosas.
¿Os gusta el estilo de esta charla, la manera en la que estoy comunicando? (Es fácil de entender y existen muchos ejemplos de la vida real). No estoy hablando con palabras vacías, ¿verdad? ¿Necesita la gente esta historia para entender que Dios es la fuente de vida para todas las cosas? (Sí). En ese caso, pasemos a nuestra siguiente historia. La siguiente historia tiene un contenido un poco diferente y el enfoque también lo es. Todo lo que aparece en la historia es algo que las personas pueden ver con sus ojos en la creación de Dios. Ahora, comenzaré con Mi próxima narración. Por favor, escuchad en silencio y tratad de descubrir qué es lo que quiero decir. Después de la historia, os haré algunas preguntas para ver cuánto habéis aprendido. Los personajes en ella son una gran montaña, un pequeño arroyo, un viento feroz y una ola gigante.
Extracto de ‘Dios mismo, el único VII’ en “La Palabra manifestada en carne”